La caja viajera: un regreso a la infancia con aroma de café.
José Nicolás Uribe Aristizábal no duda en autodenominarse en un itinerante del aroma del café. Este quindiano por adopción ha dedicado los últimos años a viajar por las escuelas rurales del paisaje cafetero para enseñarles a los niños la importancia de una taza de café.
Y lo hace con un instrumento único: la caja viajera, un adminículo de madera en el que guarda 18 elementos tangibles y un infinito número de intangibles, entre los que están la música, la poesía y todos los seres humanos de este planeta.
La caja tiene un propósito: abrir un viaje en el tiempo para que los niños de las escuelas rurales sepan la importancia del café. “En Colombia les decimos a nuestros niños que hay café, pero no para qué hay café”.
José Nicolás Uribe dice que aún faltan muchos objetos para incluirlos en la caja, pero lo que nunca metería sería un café de mala calidad. “Siempre llevo un buen café dentro de ella. La caja permite viajar en el tiempo y regresar a ser niños. Es mostrar la magia que hay en una taza de café”.
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